Nos matan las cosas que no decimos. Los "perdoname", "gracias", "te quiero"...
Nos matan esos silencios. Silencian el alma. Nos hacen soberbios, y nos alejan de los demás.
Aún a nuestro lado, nos alejan de agradecerles realmente, de compartir realmente; de perdonar.
Deja respirar al alma...
Que esa boca no te la mate.
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